Todos hemos recorrido
tus rincones, escondites privilegiados,
tus flores han adornado
las tardes primaverales,
de aromas a rosas y petunias.
Nuestras carreras sin fin
recorrían tus caminos,
tu fuente, calmaba la sed estival.
Hemos crecido disfrutando
de tu amparo y abrigo.
Con nosotros ,también han
disfrutado de tantas tardes,
nuestros hijos.
Con tu arboleda, tus
empinadas escaleras,
tus puertas del sol y la luna,
pulmón etéreo de la ciudad
que te venera.
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