Otoñales tardes luminosas,
donde la lluvia hace acto
de presencia y lloran las nubes,
sobre los bosques frondosos.
Lágrimas en forma de hojas
muertas, derraman los castaños,
mientras la melancolía hace
huella en nuestro ser.
Es la despedida del verano,
florece todavía en las zarzamoras,
y las parras se llenan de
racimos de uvas.
Mientras el frío comienza con
mesura a filtrarse en los días,
cada vez más cortos, llenos de savia nueva.
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