Te llevo a un carrusel,
donde la magia nos sorprende,
en cada uno de los recorridos
y a la vuelta de esta esquina.
Los caballitos suben y bajan,
adornados con alegres colores
y mi mirada se detiene
en tu singular risa.
Niñez que nos sorprende y encandila.
Solo en la infancia se
disfruta de esa alegría
desbordante, que se contagia
y te llena de bondad.
Esa evasión de la realidad,
que no se olvida,
siempre que la feria llega
a nuestras vidas, y termina
en una tarde divertida.
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