Desde la lejanía,
se llenan de serenidad mis
días.
Las horas transcurren con
la rapidez que le infunde
la madurez, perdido
en el camino la
intensidad de la juventud,
todavía se resiste mi ser
a perder su frescura y magnitud.
Disfruto de una experiencia
idílica con mi intelecto.
Intento llegar a comunicaros,
sin vanidad, mi talento.
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