Termina el estío,
ya no dormimos acariciados
por el sol
dejando que el día pase
sin prisa, sin pausa.
Recuerdos de lucha con el agua,
deslizándonos por ella,
nadando sin tregua,
y la tarde tranquila, sin viento, serena.
Se escapa el verano en una nube.
Esconde su calor y frescura,
deja paso a el otoño,
retorno del ciclo incesante
y siempre nuevo de la vida.
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